1,2,3,4... Cuatrienio!!!!

Aquí estamos.Eeeeeeeeeeeeee.

De sapo verde. Eeeeeeeeeee. Alejados pero no

desconectados.Celebrando.Eeeeeeeeeeeee. Este mes es nuestro. Como todos. Eeeeeeeeeeee.

Orgullosos de lucir las mismas pepas verdes en la cortina del baño. Eeeeeeeeeeeeeee

. Dispuestos a lucirlas otro cuatrienio más.Eeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeee.

La música primero. Julio de cuatrienio en la Casita, de rockalparque en Bogotá, de música alegre en Piedecuesta, de iberoamericano de cultura en Medellín, de bicentenario en Colombia.

Música al aire!

Pal Pie de la Cuesta... DeBrucesAMí, La Bambarabanda,

VeloDeOza

Pa Tabogo...

Hello

Seahorse!, Estados Alterados,

AsianDubFoundation

, Mutemath,

Pa Medallo... JorgeDrexler, CiegosSordoMudos,

Antiguo Autómata Mexicano

, DJDolores

Del 7 pal 8… Felicidades DieGopala

Ahora si.

La seriedad.

Vámonos a tomar

Una cerveza con Siddharta.

Quedamos en que el viernes. Me dijo que temprano, porque luego saldría de viaje. La noche es tibia, ideal para salir. La luna se refleja en mis grandes gafas y el viento sacude mi pelo y mi camiseta esqueleto.

Me dirijo a encontrarme con Siddharta. Para muchos, un loco. Para otros un sabio; hasta un santo. Para él, simplemente un barquero. Trabaja en Bocas de Ceniza, la impresionante desembocadura del río madre. El Nilo nacional. Dice que se va pronto. Dicen que levanta vuelo para lejos.

Lo encontré debajo de las ramas de una romera. Sonreía serena, suavemente; quizá muy bondadoso, acaso irónico. Su rostro bronceado miraba los pájaros que hasta esa hora bajaban al pasto a rebuscar semillas. Me miró con sus ojos refulgentes, brillantes de serenidad.

Suavemente me tocó con una sonrisa y me pidió que me sentara

Siddharta es un hombre mayor pero tiene un rostro aniñado que confunde. Sonríe mucho. “Lo aprendí de mi amigo Vasudeva, quien me decía con su sonrisa y su mirada, más y mejor de lo que las palabras pueden decir”

De antemano se que va a ser este un ejercicio difícil. Lo contacté hace unas semanas atrás con el fin de entrevistarlo; de conocerlo más allá de lo que he oído de él; de acercarme a su locura. A su sabiduría. “Mira, ésta es una de las cuestiones que he descubierto: la sabiduría no es comunicable. La sabiduría que un erudito intenta comunicar, siempre suena a simpleza.”

Le sonrío diciéndole que lo obligaré a hablar. Me mira y su cara dibuja una sonrisa cómplice.

Nos vamos a un barcito acogedorcito. Nos sentamos rodeados de pequeñas flores de colores que fosforescen: verdes, azules, rosas, naranjas. Aquí fabrican su propia cerveza, le digo.

-Ahhh, qué mejor esta noche que mezclar el fruto de las manos y la tierra!

Dónde, dónde, dónde.

Recibimos las bebidas. Son justas para el paladar. Lo miro y le pregunto que si es cierto eso de que la juventud llega con los años

- (Risas)… Seguramente. Aunque pensándolo bien, la juventud no llega nunca. Sabes por qué? Porque nunca se ha ido. Siempre está.

- En ciertos aspectos me pareces un niño… En otros, un adolescente. Eres un rebelde… siempre has desconfiado de todo.

- (Risas)… Estoy de acuerdo. Creo tener la rebeldía de un jovencito. Desconfío de todo, incluyéndome. Desconfío de todo porque nací cansado de las doctrinas y de aprender. Cuando era joven (en años) salí de mi casa con la intención de buscar algo que no sabía qué era. Era el hijo de un brahmán, una figura muy respetada en la región de dónde vengo. No me satisfacían la doctrina y las enseñanzas que recibía y me fui a buscar algo que, como te digo, no sabía qué era.

- Buscabas aprender…

- Creo que realmente no existe eso que nosotros llamamos «aprender». Sólo existe, amigo mío, un saber que está en todas partes. Este se halla en mí y en ti, y en cada ser. Y empiezo a creer que este saber no tiene peor enemigo que el querer saber, que el desear aprender.

- ¿Por qué?

- Mmm, mira lo que pienso. Cuando alguien busca, fácilmente puede ocurrir que su ojo sólo se fije en lo que busca; pero como no lo halla, tampoco deja entrar en su ser otra cosa, ya que únicamente piensa en lo que busca, tiene un fin y está obsesionado con esa meta. Buscar significa tener un objetivo. Encontrar, sin embargo, significa estar libre, abierto, no necesitar ningún fin.

- Y qué encontraste en tu andar?

- Sigo encontrando… Ese partir libre del que te hablé, sin saber a qué, me mantuvo muchos años en sufrimiento porque siempre esperaba encontrar algo que me dijera “ésto es lo que buscaba”… y sufría y me preguntaba, dónde, dónde, dónde, está eso que busco. Y luego comencé a darme cuenta de que yo tenía miedo de mí mismo, ¡huía de mí mismo! Buscaba la esencia espiritual, lo más alto, llámalo Dios, Buda o como quieras; estaba dispuesto a despedazar y a descamar mi yo para encontrar en su interior el núcleo de todo, la vida, lo divino, lo último. Pero me había perdido a mí mismo.

- ¿Y te encontraste?

- Me encontré un día dándome cuenta de que mi alma era el mundo entero. Que bullía de desconfianza pero también de sabiduría, que desesperaba pero que también sabía aguardar. Me encontré descubriendo cosas que había negado de mí mismo: perversidad, pereza, envidia, frustración. La “maldad” de la que hablan los maestros también habita en mí.

- ¿Y combatiste esa maldad?

- Por supuesto… que no. (Risas). ¡Escucha bien, amigo, escucha bien! El pecador, que lo somos tú y yo, es pecador, pero algún día volverá a ser Brahma, llegará a nirvana, será Buda..., y ahora fíjate bien: ese «algún» es una ilusión. ¡Es sólo metáfora! El pecador no está en camino hacia el budismo, por hablar de una doctrina; no se encuentra en un desarrollo, aunque no nos lo podemos imaginar de otra forma. No; en el pecador, ahora y hoy, ya está presente el Dios futuro, todo su futuro, en él, en ti; en todo se debe respetar el posible Dios escondido.

Toma más sorbos del néctar perfecto. Lo imito. Aprovecho para ver alrededor, para escuchar más que sentir la música… Corre morenita, un tema bonito de Martina Camargo salta suavecito en el ambiente.

Saber esperar, saber escuchar

- Bueno, si es así, qué podemos hacer para pulir ese diamante en bruto que poseemos?

- Nada. Tu alma es el mundo entero. Saber aguardar, tener paciencia, escuchar, pueden ser herramientas útiles para tu vida. De las pocas cosas que he aprendido en esta vida es a escuchar. Y no fue un profesor ni una doctrina la que me enseñó. Fue un río. Un río como el Magdalena. Un día, después de sufrir mucho, decidí sentarme a escuchar. Tan sólo permanecía atento, totalmente entregado a esa sensación; completamente vacío, sólo dedicado a asimilar. Ya, en muchas ocasiones, había oído las voces, el río, pero ese día sonaban diferentes. Ya no podía diferenciar las alegres de las tristes, las del niño y las del hombre: todas eran una, el lamento, el anhelo y la risa del sabio, el grito de ira y el suspiro del moribundo. Todo era uno, todo permanecía estrechamente enlazado, y mil veces entremezclado.

Y todo aquello unido era el río, todas las voces, los fines, los anhelos, los sufrimientos, los placeres; el río era la música de la vida. Y cuando escuché con atención al río, podía oír esa canción de mil voces; y si no escuchaba el dolor ni la risa, si no ataba mi alma a una de aquellas voces y no penetraba mi yo en ella ni oía todas las tonalidades, entonces percibía únicamente el total, la unidad. En aquel momento, la canción de mil voces, consistía en una sola palabra: la perfección.

- Mucha gente se preocupa por la imperfección del mundo, de sus países, de sus dirigentes; por las realidades que viven… que la violencia, que la injusticia, que la pobreza, que la destrucción del planeta…

- El mundo, amigo mío, no es imperfecto, ni se encuentra en un camino lento hacia la perfección. No; él es perfecto en cualquier momento. Todo pecado ya lleva en sí el perdón, todos los lactantes, la muerte; todos los moribundos, la vida eterna. Ningún ser humano es capaz de ver en el otro en qué situación se halla dentro de su camino: en el ladrón y en el jugador espera el Buda, en el Brahmán espera el ladrón. Y mientras esperas, vive, conoce, interpreta… siente como tu vida se mueve alrededor del mundo y viceversa… Tu alma es el mundo entero…

La rebeldía y el amor

- Volvamos al tema de la rebeldía… Estuve leyendo una entrevista que le hicieron a un intelectual brasileño quien afirma que la rebeldía debe ser considerada únicamente como un preámbulo de un proyecto de vida, de una idea, de un fin…

- La rebeldía, el ser revolucionario, el ir en contravía, son actitudes necesarias pero no pueden ser un fin en sí mismo… nos deben acompañar mientras nos abrimos camino, mientras gritamos “aquí estamos”… porque después de que te has abierto espacio, el mundo te responderá: “y, para qué estas?!!!”

- No suena eso último contradictorio con aquello de no tener un objetivo en la vida sino estar por estar, vivir para vivir?

- Me parece más bien sumadictorio (Risas). Cada uno es libre de sumar a su espacio, a su vivencia lo que desee… sea contradictorio o no. Somos humanos y tenemos derecho a equivocarnos y a cambiar de parecer.

- Y el amor, ¿qué opinas del amor? Hay una canción que me gusta mucho de un grupo mexicano que se llama Zoé, que por cierto viene este año a Rock al Parque.. te invito… (Risas). La canción se llama “Reptilectric” y en un pedazo dice: “sentir el amor sin volverme a enamorar…”

- (Risas)… Seguro que me encantaría estar allí… Me tienes que compartir algo de Zoé… (Risas). Mira, ahora voy a exponerte una teoría de la que te vas a reír: el amor, mi amigo, me parece que es lo más importante que existe. Penetrar en el mundo, explicarlo y despreciarlo, puede ser cuestión de interés para los grandes filósofos. Pero para mí, únicamente me interesa el poder amar a ese mundo, no despreciarlo; no odiarlo ni aborrecerme a mí mismo; a mí sólo me atrae la contemplación del mundo y de mí mismo, y de todos los seres, con amor, admiración y respeto.

- Y eso incluye el amor que llaman romántico, el amor de pareja?

- Claro… para ti y tu juventud tal vez es difícil interpretar lo que voy a decir: el amor no se diferencia si se trata del amor de una pareja, o el amor por el amigo, por el agua, por la vida misma. El amor es uno sólo, y, sabes, ni siquiera se puede describir... recuerda lo de que la sabiduría no puede con las palabras… El amor es y ya. No se ve su grandeza al hablar de él, ni pensando en él, sino haciéndolo y existiéndolo.

- Y mientras maduramos, ¿aprender a saber esperar y saber escuchar?

- Así es. Mira yo he llegado a darme cuenta de que todo lo que existe me parece bueno; creo que todo debe ser así, tanto la muerte como la vida, el pecado o la santidad, la inteligencia o la necedad; todo necesita únicamente mi afirmación, mi buena voluntad, mi conformidad de amante: entonces es bueno para mí, y nunca podrá perjudicarme. He experimentado en mi propio cuerpo, en mi misma alma, que necesitaba el pecado, la voluptuosidad, el afán de propiedad, la vanidad, y que precisaba de la más vergonzosa desesperación para aprender a vencer mi resistencia, para instruirme a amar al mundo, para no compararlo con algún mundo deseado o imaginado, regido por una perfección inventada por mí, sino dejarlo tal como es y amarlo y vivirlo a gusto.

- Lo dicho, mientras tanto, seguir viviendo… y dejando vivir…

- (Risas) Cierto… dejemos vivir.

Se siente el perfume de la mar ennoviada con río. Acabamos las cervezas. Nos levantamos. Mientras pago, Siddharta el loco, el sabio, habla con una flor. Escucho mi alma. Escucho el mundo entero. Al fondo una canción de Los Pericos solfea que cualquier color suena mejor.

• La Banda

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Nota al pie

1. Basado en el libro “Siddharta” del poeta alemán Herman Hesse.

2. Para los más terrenales se recomienda una interesante entrevista al intelectual brasileño Roberto Mangabeira Unger quien ilumina sobre el nuevo camino de la izquierda, el concepto de la rebeldía y da una inteligente respuesta sobre el caso del acceso y el uso de la amazonia brasileña.

Primera parte y

Segunda parte