Con ganas de darnos
una vuelta por nuestros universos <<
Pequeñísimo tume de infinita hiperactividad, que este mayo a diecinueve abriles llegaste, cargado por guacales gigantes de felixidad, con el aroma a flor de piel de la fruta tierna del campo, sin preservativos ni colorantes para la amistad. Combinación anfibia de lucidez y locura envuelta en hojas de bijao, que históricamente le sacó el cuerpo a tornasolados empaques de celofán. Jalea fresca de mujer hecha a base de guayaba madura, flor fugitiva de la cárcel de la caña de azúcar y el manjar blanco, en la paila bumanguesa conjuró sin esfuerzo toda amargura. Porque rojo vermelho es el color del guerrero, y mejor que el de Vélez resultó ser el caleño. Dulce tume rico, mi bocadillo adorado, de tu parcerinho Chemas en tu cumpleaños, recibe muchas gracias y un montón de abrazos.
Desde mi montaña
No te preocupes, mi amor, habrá suficiente tiempo para dormir
Por Chemas
altereggo@gmail.com
Aquella era una mañana gris en plena primavera. El hombre llegó tranquilo hasta el mostrador del modesto hotel tomando con una mano a sus dos pequeños mientras que con la otra sostenía unas cajas de jugos naturales, solicitó al encargado una habitación para tres y éste le alcanzaría las llaves sin sospechar nada, pues hasta ese momento todo hacía parte de la rutina del oficio: un padre que pasaría una noche con sus hijos fuera de casa. Una situación común, aparentemente. Nada parecía extraño exceptuando la ausencia de equipaje y claro, de la madre, además de lo bien arreglados que iban los niños, como vestiditos para una ocasión especial. Hacía calor y un ventilador enorme colgado del techo reclamaba lubricación y amenazaba con caerse, al son de una radiola antigua que bombardeaba música popular y noticias desagradables. Pero nada lograba perturbar la tranquilidad de este hombre que permanecía ininmutable. Hasta su más mínimo movimiento estaba gobernado por la calma. Seguirían los trámites de rigor; el registro en el libro de huéspedes, tal vez con nombres falsos, quizá el pago por anticipado de la noche, no se supo a ciencia cierta, y finalmente, el abandono de la recepción con el habitual deseo de una estadía placentera por parte del administrador del lugar. Lo único que escucharon de la boca de aquél hombre los inquilinos que por allí transitaban, fue un dulce y suave no te preocupes, mi amor, habrá suficiente tiempo para dormir. En seguida, los tres subieron por la estrecha escalera que daba al segundo piso, buscaron la habitación y sin hacer demasiado ruido abrieron la puerta, entraron y desaparecieron para siempre. Esa sería la última vez que se les vio con vida.
Horas más tarde, cuando los vecinos notaron que un ambiente misterioso envolvía el corredor, y que por las ventanas de la habitación salía un frío extraño, casi funebrero, los curiosos descubrirían los cuerpos yacidos en el lecho doble. El cuadro que vieron será el más trágico pero a la vez el más tierno que recordarán las deslucidas paredes de ese hotel: dos niños recostados sobre el brazo diestro de su padre, apacible, impávido… inmóviles. La escena fue de lo más conmovedora. No había rastros de violencia, las cosas estaban en su sitio. Un silencio sepulcral arropaba la habitación. Están durmiendo, pensaron todos. Por supuesto, cualquiera hubiese pensado que esos tres disfrutaban de una plácida siesta, era lo más lógico teniendo en cuenta que ya casi iban a ser las 3 de la tarde, además, parecían agotados por un largo viaje. Cualquier cristiano hubiese pensado que esos niños eran dos angelitos durmiendo, pues sus rostros destellaban un hálito celestial. Pero lo que a nadie se le cruzó por la cabeza es que ese hombre, con la mano izquierda sobre su corazón, con los ojos mustios y entreabiertos mirando hacia arriba, como pidiendo perdón, sería capaz de devolver sus pequeños al cielo y sacrificar su propia vida por una absurda pena de amor.
A mi guerrera favorita…
“Apacíguate guerrero que no tendrás un pensamiento más, ni escribirás una palabra más, ni darás a luz una esperanza nueva de lo que está prescrito desde siempre en la universal armonía. Serénate viajero, que aunque quieras, no engendrarás un sueño más ni morirás dos veces".
Gonzalo Arango (1931-1976). Fuego en el altar. Pág. 137.
Hoy subiré a la montaña
y pediré un deseo
Miraré la ciudad sin mí
saludaré al viejo y su perro
Hoy subiré a la montaña
y voy a subirla corriendo
Buscaré un árbol cansado
sigiloso le contaré un secreto
Hoy subiré a la montaña
no importa que esté lloviendo
Porque hoy quiero subir la montaña
desde donde sereno me observo
Hoy subiré a la montaña
hoy aprenderé algo nuevo
Me acostaré un rato en el pasto
contemplaré las aves en el cielo
Hoy subiré a la montaña
tal vez antes de que amanezca
Me embriagaré con el ocaso
bajaré cargado por las estrellas
Hoy subiré a mi montaña
como tantas veces lo he hecho
Soñaré ser libre
y cantaré una canción al viento
Texto y fotografías: Chemas
'
(Me pongo el uniforme, las botas y el rifle
uso mi sagrado derecho a ordenar... ar!)
Proclamo
Pontifico
Ser músicos todos debemos
a tocar las cuerdas del sol
sentarnos por la mañana... ar!
Bailarines
todos debemos ser
en cuatro paredes
floten, leviten... ar!
Locos
Todos
Indefensos, inocentes
sin miedo
caminar
por afuera
para adentro... ar!
(sigue...)__
Otros soles. Acrílico sobre lienzo. Carmen Hidalgo
Aunque rara vez caen, van por ahí dando traspiés
contra todo, remendando la soledad, coqueteándole a
los árboles o prefigurando en las nubes terribles e
ingenuas batallas de diablillos enamorados;
los otros sólo se ocupan de ellos cuando de
criticarlos se trata, pues no saben entrar en la
inmensa posibilidad de sus actos y de sus palabras;
cargan siempre un extraño dolor difícil de definir
y sus abrazos ni son programados ni pretenden
ser otra cosa;
por su encantamiento, mas ignoran su inteligencia
atenta al más mínimo susurro del viento;
en mi casa suelen dejarse caer algunos: los vecinos
cierran su narices creyendo que huelen mal,
abren sus ojotes ante sus vestimentas y
agudizan sus oídos para tratar de entender lo que
nunca entenderán (mis vecinos, son horribles,
se mueren de envidia, enferman, van al médico,
pero el médico no les halla nada porque los otros
siempre han sabido camuflar cualquier vergüenza);
pero sigamos con los nuestros:
si quieres hablar de cosas insignificantes, también,
pero nunca trates de enjaularlos en lo que llaman
“una personalidad estructurada”, pues sólo los otros
soportan semejante suplicio;
un maúllo, una palabra vieja, una luna despistada,
un capullo de nada, un amorcito ajado, todas esas
cosas y muchas más puedes hallar en sus bolsillos
o en sus pupilas si tienes el privilegio de tratarlos;
para el sexo son música-marea-brasas,
dan tanto como quieren recibir y saben compartir
el dolor hasta volverlo trizas;
tienen el don de la ubicuidad, y sin proponérselo
descrestan y desenmascaran a los moralistas sin moral;
cuando miran el agua son agua
cuando se echan sobre la tierra son tierra
cuando prenden un fuego son ellos los que arden
y así sucesivamente con todas las cosas bellas y feas;
y con el mismo silencio con que se embelesan
observando cómo una arañita entreteje su universo,
se duelen por los perros callejeros ante la crueldad
diaria y se instalan frente al mar
para soñar que siguen vivos;
por eso es imposible vestirlos de etiqueta
o llevarlos a un club social (sin que sean asociales)
o hacerles una propuesta deshonesta (como el matrimonio)...
pero invítelos a un vino
o a elevar cometa
o a descifrar el llanto de los árboles envejecidos...
ni tendrán jamás una chequera,
ni los oirás hablar sobre la devaluación
o sobre la “primura” de sus hijos,
que cuando los tienen, los creen pájaros y
los empujan a la libertad;
y tendrás que esforzarte para entender cuando te hablen de...
la melancolía de una fruta
el olor de los arreboles
la belleza cadavérica del amigo que acaba de morir.
Los raros (todos) ellas y ellos,
me han salvado enviándome unas alas cobrizas,
una nuez como brújula, un trocito de noche,
unos ojos para trasparentarlo todo
y una bebida hecha de ganas de amar
tan grandes como de morir;
esos abalorios, esa pócima de amor y muerte,
aún me mantienen en pie ante la rapacidad de los otros
Los raros ¡ay los raros!
sin ellos, no podríamos asistir al aleteo de la Belleza.
(sigue)__
dd
Mi bañera es mi piscina.
Técnica mixta sobre lienzo.
María Burgaz
6
ee
a
Para Miqui, la chica de Paréntesis, por no tener miedo
La libertad tal vez sea sin miedo vivir
Tranquilo vivir
Esa es tal vez la felicidad
Un amigo,
casi padre
me ha aconsejado
No alumbres
Lo que ya está iluminado
prende un fósforo
en tu oscuridad
con un punto blanco
combina la sombra
Convierte tus angustias
en miedos
y tus miedos en acción
El hombre está angustiado
–sentencia–
No sabe a qué le teme
Se oculta en su concha
y no lucha
Tu, miedoso,
sabes quien es tu opositor
Combátelo.
__ (fin)
Sol y luz. Acrílico sobre lienzo. Carmen Hidalgo
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no está en las alturas.
Obra en lo profundo
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Para los brindis. Técnica mixta sobre lienzo. María Burgaz
M a y o
No te seques el llanto
deja que las palomas beban de tus ojos
el néctar de tu tristeza
No te quedes callada
grítale a tus soledades
el verdadero color de la ausencia
No, no es un cuervo quien se ha
posado en el oxidado marco de tu ventana
No es la luna quien se esconde
Ni el viento quien te abraza
Desnúdate frente al espejo
y deja caer una a una las prendas
de tu nostalgia
quítate el polvo de tu rostro
utiliza el pedazo de cielo
que encontraste con el alba.
9
d
Merce
Foto: detrasdelmaryo.blogia.com
e
ey
///notas///
__ Los raros, obra que aparece en la Minuta con prestamo es de Hernán Vargascarreño, hombre de Zapatoca (Santander) y poeta al exilio en Santa Marta. Los raros aparecen en País íntimo, un libro por centavos publicado en 2007. Cartas, declaraciones y comentarios a poetasalexilio@gmail.com
El resto de la Minuta es del joven 7k.
__ Varias de las imagenes que acompañaron el despegue son traídas a nosotros por la Nave del Arte. Súbase: www.navedelarte.com
3 comentarios:
CoMetrArio:
Trataré de poner las cosas al-revés o mejor dicho al-derecho, han empezado a gustarme las intrucciones así que Merce primero tomo de tu mano la invitación de dejar caer a la nostalgia, definitivamente ya viene siendo hora del adios de mis soledades, me declaro libre de la mordaza de lo correcto, de lo esperado, de lo debido, y con mi regalo favorito, un crayón multicolor de 7k, pinto la diferencia de existir arrastrando verdades y amistades, creo q empiezo a crecer hacia todas las direcciones con una mágica sensación de expandirme como la luz, ahora puedo sacar provecho de mi felixidad y contagiar con ella a quienes dan uno solo de sus pesamientos para mi, y por ultimo subire a tu montaña chemas y vere tambien las estrellas y seguire pensando en regalar una parte de mi en nuestros proximos encuentros...GRACIAS ZÚ, JONCITO Y DIEGINHO por cada palabra que dejan caer desde su interior hacia mi mundo.
Declaro orgullosamente
que me estoy convirtiendo, velozmente,
en un RARO.
Felizmente!
Jon
wowww que despegue señores!!!
Chemas gracias por invitarme,
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