sábado, noviembre 01, 2008

Asunción Gimeno


LA VORÁGINE*
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De la desesperanza
El fantasma del suicidio, que sigue esbozándose en mi voluntad, me tendió sus brazos esa noche; y permanecí entre el chinchorro, con la mandíbula puesta sobre el cañón de la carabina. ¿Cómo iría a quedar mi rostro?

De la esperanza
Fama de rendido galán gané en el ánimo de muchas mujeres, gracias a la costumbre de fingir, para que mi alma se sintiera menos sola. Por todas partes fui buscando en qué distraer mi inconformidad, e iba de buena fe, anheloso de renovar mi vida y de rescatarme a la perversión; pero donde quiera que puse mi esperanza hallé lamentable vacío, embellecido por la fantasía y repudiado por el desencanto. Y así, engañándome con mi propia verdad, logré conocer todas las pasiones y sufro su hastío, y prosigo desorientado, caricatureando el ideal para sugestionarme con el pensamiento de que estoy cercano a la redención.
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De la selva
Tú eres la catedral de la pesadumbre, donde dioses desconocidos hablan a media voz, en el idioma de los murmullos prometiendo longevidad a los árboles imponentes, contemporáneos del paraíso, que eran ya decanos cuando las primeras tribus aparecieron y esperan impasibles el hundimiento de los siglos venturos. Tus vegetales forman sobre la tierra la poderosa familia que no se traiciona nunca. El abrazo que no puede darse tus ramazones lo llevan las enredaderas y los bejucos, y eres solidaria hasta en el dolor de la hoja que cae. Tus multísonas voces forman un solo eco al llorar por los troncos que se desploman, y en cada brecha los nuevos gérmenes apresuran sus gestaciones. Tú tienes la adultez de la fuerza cósmica y encarnas un misterio de la creación.
Leer librera.
*José Eustasio Rivera, 1924
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Guillermo Tell, Fernando Rascon
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Lo que ves, no soy

Juego al desencanto; miro tus ojos que incitan y amo más mi libre soledad; vuelves para pedir lo imposible; lo siento, se me olvido cómo estar contigo; ya no recuerdo cómo existir fuera de mí; a veces, en las noches, te extrañaba, pensaba que ibas cínico robando mi plenitud. Absurdo; ahora lo entiendo, te has ido solo, todos se han ido solos, lo mío está en mi, todo lo que amo está conmigo, y lo veo aunque la noche sea profunda y envolvente; ondulo suave, no pierdas el tiempo, ves en mi una ilusión creada en ti, trata de encontrarme realmente, sin juicios, en el caos.
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La desesperanza también marchó, aquí queda el dolor, la duda y la angustia, que hacen parte fundamental de mi ser en el mundo, ¿que sería de mi con todas las respuestas?, prefiero la inquietud, la confusión, la fuerza infinita de ir creando por que nada aun está terminado; no me mal interpretes, amo tu existencia, eres parte del aire y estoy aquí para escuchar tus susurros, vamos, escríbelo en el viento, seguro que yo no aprehendo nada, pero tú me enseñas, y las gotas de lluvia inventan la tonada de la gratitud.
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A los que hacen mi realidad.
Tume


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Water, Joaquim Bordons


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abrazarnos
bailar
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habrá mejor mediación?

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Flare, Víctor Martínez



Where can I go now?
Del prejuicio y otras perversiones



Era él, quien sin más armas que su corazón, salía al encuentro de la camisa que le serviría para avanzar en ese mundo regido por camisas y simbologías en las mangas en el cual vivía. Hacia cuatro días que había perdido la suya y había preferido permanecer encerrado por miedo a las autoridades, sabía que si lo veían se lo llevarían preso por descamisamiento no autorizado, y tras los interrogatorios y la presión, su próxima prenda tendría rayas.

Ese día, se armo de valor y decidió salir en busca de alguna vestimenta digna para retomar su marcha. En su cauteloso camino, se encontró con su tío Roberto, un viejo encamisado de amarillo Búcaro que se paseaba por la cancha del barrio huyéndole a su mujer quien le reprochaba el no haber conseguido al menos una de mejor equipo. Ahora, al encontrarse con el joven, descargaba sobre él su frustración al verlo con el torso desnudo –me la quité por amor, le decía este, mientras su tío estallaba en un discurso sobre el sistema y los cuellos almidonados. Mírame a mí, no me quedan más que esta polvorienta cancha y los recuerdos del Cuca Aceros y el Chontico Herrera, decía el viejo, mientras entraba en otra sección de su pasado, y la comentaba con la pasión desbordante de un líder religioso, entrecruzando sus anécdotas con una que otra de sus máximas de vida.

Desde que su hermano murió -hace casi dos años- y tuvo que vender su aterciopelado buzo carmesí de cuello alto para pagarse el alquiler de una modesta camisa blanca con corbatín negro para el día de la ceremonia, el tío Roberto daba vueltas por sus recuerdos -en aquella época nadie prestaba una prenda y que decir del precio del alquiler de un traje que solo los chaquetones podían pagar sin correr el riesgo de quedar desemplumados. En ese acalorado instante frente al joven, los viejos lugares de su adolescencia llegaban como un torrente de imágenes a su mente, su juventud, sus amigos, sus queridas (Alba, Daniela, que dolor, Andrea) ya no podía volver al piano bar con los muchachos en donde trabajaba, ni las pequeñas vacaciones a Boyacá que don Pipo le otorgaba cada mayo…ya estaba muy viejo para escalar nuevamente la pirámide textil, el intentar cambiar su camiseta al menos por un polo a rayas que le permitiera entrar a un café con sus amigos de antaño, ahora era imposible. El hombre más que molesto estaba triste.
-¿Amor?
-Si tío fue amor, y no me arrepiento de lo ocurrido
-Pero quien se quita su camisa de rayas y bolsillos por una desconocida, yo ya no me quito la mía ni frente a mi esposa…
-¡No tío! Era un niño desnudo, cerca de un viejo hangar en la zona industrial, y llovía…
En cuestión de segundos un silencio sepulcral dominó el lugar, la verdad había sido revelada. Aunque el joven seguía con su explicación, Roberto ya nada escuchaba, volvió a ser golpeado por el torrente de sus recuerdos, y ya no pudo soportarlo, solo corrió y corrió, pensando en su hermano ahora muerto.


J2ART

Ensenada de Bolonia (Cádiz), Doménico Calí

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Las fotografías hacen parte de la galería de ganadores del concurso “En verano sigue la cultura”

http://www.clubcultura.com/especiales/especial.php?esp_id=832

3 comentarios:

Anónimo dijo...

¡¡¡eeeeso
que vivan
los descamisados
y sus descamisamientos!!!

Anónimo dijo...

Como te voy viendo me vas en-cantando. Como me voy viendo te vas cantando.
¿te vas? te vas, te vas
¿te vas-ta? ta, ta, ta, ta...
tu, tu, tu, tu, tume.

¿Será que la guayaba sabe el camino que le espera?

Anónimo dijo...

Amigos de Atracolta, cómo están? Espero q bien...

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