jueves, mayo 08, 2008

Lo que El Mar, La Mar, y Sólo La Mar, nunca pudo ahogar...

“No tengo de qué estar orgulloso, verdaderamente, pero lo estoy de mi vida. No vivo para la gloria, ni el poder. Vivo para mí mismo, y soy sencillo. Aspiro, a lo sumo, a lo que amo, y nada más. Si no acepto las ambiciones y los desafíos del poder y la gloria, no es por cobardía; si no me dejo quebrar los dientes y el alma en las disputas políticas o sociales, no es por cobarde. El heroísmo de la brutalidad no se hizo para mi alma que sólo cree en la fuerza de la creación, de la vida, y en la resistencia a morir. Sólo a eso llamo coraje.

Mi sencillez, empero, no significa pobreza, ni desprecio de mí mismo, ni ignorancia de lo que soy. Diré que esta sencillez es una enorme riqueza que consiste en despojarme de todo, para ser yo mismo. Esto vale por todas las consagraciones. Las medallas, los diplomas y las chequeras, oprimen mi alma hasta la muerte.

Soy, definitivamente, de un mundo espiritual.
Poeta o eterno de algún modo, amo... existo… y eso me basta… por hoy. Mañana, no sé.”


Gonzalo Arango. Prosas para leer en la silla eléctrica (fragmento). Cromos (2.522), Bogotá, 31 de enero de 1966, p. 60.


Retazos de una crónica

/ mi ritmo, mi guajira en azul /


“No son bellas las playas del desierto, hasta que se les dice adiós”. Martí


Hace ya un mes que regresé del Cabo de la Vela y hasta ahora comienzo a ‘aterrizar’ en este suelo búcaro. Todo fue relativamente tan fácil y rápido, y por eso mismo tan hermoso, que juraría que jamás sucedió, que fue como un sueño. Y precisamente escribiendo esto encuentro la razón por la que escribo, y es que ésta tal vez sea la única forma de probarlo, de mantenerlo vivo, de lo contrario pasaría al olvido como un recuerdo más, como un viaje más, y seguramente moriría, lo que sería una completa lástima.


***

/ sin distancia y sin recuerdo en las arenas de esta soledad /



De Bucaramanga partí con 300 mil pesos, 40 kilos de comida, mis cuatro amigos, y un tobillo tronchado. Ya en Uribia, la pinta y el morral delatan nuestra condición de foráneos. El acento cachaco confirma que venimos de tierras lejanas y poco conocidas por estos lares. De inmediato se acercan varios hombres a ofrecernos su transporte. Es evidente que vamos para el Cabo de la Vela, no hace falta preguntarlo. Nos piden 12 mil pesos por persona. Ofrecemos 8 mil. El día ha estado pesado para los transportadores: hay poco turista: es temporada baja. El trato se cierra en 10 mil y el ayudante empieza a subir el equipaje en el techo de la 4X4, que queda repleto al instante.


(...) Aquí adentro el calor es espantoso. El aire se respira espeso. Parece una lata de salchichas al baño de María. O de Julia. Da igual. El camino casi en su totalidad es destapado, y por el vidrio empolvado del parabrisas se ven desfilar familias numerosas, hombres y niños torsidesnudos abrasados por el sol, mujeres y niñas cubiertas hasta los tobillos por mantas multicolores, arbustos que crecen desesperadamente en todas direcciones buscando el rastro de alguna sombra mínima, manadas de chivos raquíticos, tormentas de arena: es el desierto de la Guajira que nos da su bienvenida.

***

/ i'm gonna buy this place and start a fire /


Es la una de la tarde. ¡Por fin llegamos al Cabo de la Vela! No sé por qué antes de iniciar este viaje imaginé que llegar hasta aquí habría de ser mucho más difícil, más duro, más sufrido, que habría que hacer largas caminatas bajo el sol inclemente, cargando las toneladas de equipaje a la espalda. Pero no, las cosas resultaron tan fáciles que en algún momento todo parecía inmerecido.


(...) Aquí nada que no sea esencial sobrevive al paisaje, y lo que es ajeno a esta armonía carece de sentido y muere sin dolor ni remordimiento alguno. La soledad, el silencio y el equilibrio hacen que este lugar no se parezca a ningún otro que contenga los mismos elementos de playa, brisa, sol y mar. El Cabo de la Vela es el lugar perfecto para desconectase por completo del mundo superficial que nos agobia en las ciudades, allí el espíritu embriagado de dicha se desprende de lo aparente, de lo efímero, de todo lo innecesario, se desnuda y se desparrama sin pudores.


(...) En este reino celestial suspendido en el espacio y en el tiempo, al sol se le ha permitido retomar su trono usurpado por los dioses modernos, y uno se convierte de inmediato en su adorador frenético. A la luna también se le ha concedido una gracia, y es la de poder escaparse de noche con su amante secreto, vestida enteramente de negro, manteniéndose así oculta a la vista de los hombres y los peces, y reclamar su lugar en el cielo bien entrada la madrugada, cuando todo es calmo y los pescadores duermen abrazados a sus esposas serenos, para reinstaurar eterna y silenciosamente su régimen matriarcal, bajo la complicidad de sus congéneres wayúu, y sobre la mirada de su amado eterno, ¡el mar!


En plena velada romántica, a la luz del Faro
, los molinos de viento encienden sus turbinas y ventilan silenciosos el lecho de los amantes, para que la noche esté siempre fresca a sus pies. Lejos, en el horizonte, se alcanza a ver el resplandor del fuego que arroja toda su pasión, ardiente como una ciudad en llamas.



(…) Parado en lo más alto de este colosal terrón de azúcar metafórico, soy testigo en directo de la imponencia del paisaje que antes solamente podía disfrutar a través de fotografías, las que meses atrás, quizás años, me habían hecho una invitación voluptuosa para venir. No contento con los registros que hace la retina de mi ojo, tomo algunas impresiones con el lente de una vieja cámara fotográfica, para que también hagan parte de este recuerdo. Por fortuna, mi cámara es análoga y no muy versátil, por eso las mejores instantáneas son captadas por el ojo de mi alma Rolleiflex y quedarán montadas para siempre en la galería holográfica de mi cerebro.

***

/ tristeza não tem fim, felicidade sim /


(…) Aunque quisiera, no podría escribir sobre este lugar nada más que resulte creíble, salvo que es increíble, parece como sacado del sueño de algún pirata melancólico. Si por mí fuera me quedaría a vivir aquí, y también a morir. Pero toda mi vida y toda mi muerte están por delante, y las reservas de agua potable escasean y las alforjas se alivianan. Es hora de retornar a donde pertenezco y soy todo lo que soy, la ciudad, a continuar con mi vida de ciudadano de a pie, a mi rutina de cuatro paredes y un techo pintados de cielo, a mi realidad terrestre y sin mar.


Estos tres días con sus noches serán inolvidables
, estos tres días con sus noches que no fueron ni serán suficientes para recorrer los santuarios naturales que posee esta mágica Guajira, mi Guajira en azul, como la he llamado. Bahía Honda, Bahía Portete, El Cerrejón, Manaure, Puerto Bolivar, Nazareth, y el Parque Natural Macuira, tendrán que esperar mi regreso. Será, pues, hasta la próxima. Algún día volveré, lo juro por mi alma. En estas playas dejo algo mío y que ya no me pertenece: todo mi amor al Cabo de la Vela, el amor de mis amigos. Sucede que el destino de cada río será siempre el mar.



***

Texto: Ch+

Fotografías: Jul Ian Cho

Lea la crónica completa en http://miqth.spaces.live.com

4 comentarios:

7jon dijo...

Ajá, cachaco que buena coja eja que ejcribijte... tienej plumaj... tienej plumaj...

Hermano, compa-ñerísimo... gracias, muchas, por contarnos esos amores entre lunas, soles, mares y tierras.

(Me he enterado. Lo he leído todo. Lo sé todo...)


ahhhhhh, y que risa el cuento de la parada en Los Colorados... qué chimba... jaaaaaaaaaaaaa

uNa dijo...

parcerito que lindo todo eso, que lindo que no estes cuerdo y que el viento, el mar, la luna, y demàs se conviertan en hilos... hilos que parece que tejen tu alma, lo que sos ... mil gracias por describir tan de hermosa manera el lugar que yo tanto amo y anhelo...

saludoors

uNa dijo...

pd: atrevidamente voy a suponer que me vas a decir que si a esto...
teniendo en cuenta que casi no te conectas, nunca hablamos y que quiero poner tu texto en mi blog, lo voy a hacer...

Juliancho dijo...

Inside the trip, there`s a mirror...if u brake it, comes the darkness and desperation... but then -if you keep on walking- the light, at the end of that tunnel, which it's not a pit, but the path of the gods to the magnificent of the reality without veils. And then, some other way...

That's how I fell this words...¡naked!

Naked Guajira.

Nice trip pal.