jueves, julio 27, 2006

El Jardín


R-evolución, compadre! (I parte)

Como me ha pasado con las buenas cosas de la vida (Pink Floyd, Zeppelin, el amor, la poesía) a Gonzalo Arango lo vine a conocer hasta ahora. Leyendo “Providencia”, “Fuego en el altar” y sus “Adangelios” me he podido dibujar en la cabeza un Gonzalo con dos lados.

En uno lo veo iracundo, pelándole el oropel, la vanidad y la ruindad a la sociedad. Desvistiéndola a gritos en una calle bogotana. En el otro lo siento levitando, profetizando algo en lo que creo: que la salida es adentro, que la revolución empieza no afuera en las instancias que el hombre ha construido para entretenerse, sino en lo más íntimo de lo que pudiera ser el alma humana. Predica Gonzalo que todos somos Dioses ignorados y yo asiento: para ser Dioses primero tenemos que caer en picada al fondo de nosotros mismos, restregarnos los propios horrores, asustarnos con los propios fantasmas. Distinguirlos, saber de ellos para desnucarlos. Creo con Gonzalo que la única respuesta que tenemos al desquicio de la vida actual es la más difícil: evolucionar. Pasar de ser demonios ocultos a ser ángeles manifiestos.

Me quedo pues con el Gonzalo 2. Me quedo sintiéndome espíritu celestial y maligno. Soñando que algún día, cuando mi valentía sea suficiente, podré ser coronado Dios de mi propio corazón y llevar el paraíso aquí en la mente, en el presente. Para verlo, como tal vez lo vio Gonzalo, “en la gente, los pájaros, las fuentes, los árboles y las piedras del camino”.
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Con este pequeño y sentido homenaje a Gonzalo comenzamos a habitar la Casita en el Aire, un lugar para encontrarnos y soñar por medio de palabras poéticas la vida que deseamos vivir. Cada 15 días, encontraran aquí un rinconcito íntimo dispuesto a cobijarles en una corta pero plácida estación de sus caminos.

En El Jardín publicaremos poesía de autores infinitos, incluyendo inéditos y colaboraciones de quienes vuelen con nosotros. En El Salón habrá alicientes para conversar. Y en El Estudio se encontrarán retratos hablados como excusas para admirar.

No siendo más, les damos la bienvenida a nuestra Casita y les invitamos a recorrerla cada quincena (No olviden plantar un mensaje como prueba y signo de que estuvieron por acá).
Quedan en el jardín con Gonzalo.
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PROVIDENCIA

Ser puente
Las revoluciones de poder son muerte
predominio del no ser
nuestra misión es ser puente
con la evolución
despertadores de amor entre los hombres
mensajeros de mente
entre la tierra y los planetas.


Viejo barco vagabundo
Barro de paraíso es este mundo
y uno mismo
nace de la noche del ser
hacia la luz del alma
Sáciate de ser
Purifica tu piel al sol y al agua
Como viejo barco vagabundo
que dejo de ser fantasma
para ser fantástico.

Trascendencia
Nuestro oficio de vivir es ser
Besar el infinito
Trascender
Hacer el verso al universo
Ser flor de luz
Arder.
=
El fuego de la purificación
Estés donde estés allí estará tu alma
Y en tu alma estará Dios
Encontrándote como la sed al agua
Identidad de ser
Amen en carne viva
Ardan de sed
Anden serenos por el misterio
Empujen las puertas del infierno
Húndanse en el
Pasen por el fuego de la purificación
Pero una vez saciados en el sufrimiento
y el éxtasis
Naced de la muerte social
a la desnuda realidad del ser.

La casita
Que en tu casita haya calor
de amor acariciante
no calor de posesión pegajosa
Besos alados

Libres
sin veneno de serpiente

Sed como viento y agua que corren
bajo el sol transparente.

Aspirad la realidad
Sed natural como el fenómeno
Irresistible al amor
Como una catarata al vacío
sed fuente que corre
pura como el río
Échate a rumiar el universo
Como una vaca mascando pensamientos
Flores efímeras de eternidad
Nada de humo de razones
Aspirad la realidad.

***
Gonzalo Arango (1972): Providencia. Plaza & Janes, Barcelona.

3 comentarios:

Anónimo dijo...

Hola Jonathan... una colaboración de un viejo amigo (Paco Gómez Nadal). Te regalo un poema de Leonel Rugama, uno de los verracos más bravos que dio Nicaragua:
LA TIERRA ES UN SATÉLITE DE LA LUNA

El Apolo 2 costó más que el Apolo 1
el Apolo 1 costó bastante.

El Apolo 3 costó más que el Apolo 2
el Apolo 2 costó más que el Apolo 1
el Apolo 1 costó bastante.

El Apolo 4 costó más que el Apolo 3
el Apolo 3 costó más que el Apolo 2
el Apolo 2 costó más que el Apolo 1
el Apolo 1 costó bastante.

El Apolo costó un montón, pero no se sintió
porque los astronautas eran protestantes
y desde la luna leyeron la Biblia,
maravillando y alegrando a todos los cristianos
y a la venida el papa Paulo VI les dio la bendición.

El Apolo 9 costó más que todos juntos
junto con el Apolo 1 que costó bastante.
Los bisabuelos de la gente de Acahualinca tenían menos
hambre que los abuelos.

Los bisabuelos se murieron de hambre.
Los abuelos de la gente de Acahualinca tenían menos
hambre que los padres.
Los abuelos murieron de hambre.
Los padres de la gente de Acahualinca tenían menos
hambre que los hijos de la gente de allí.
Los padres se murieron de hambre.
La gente de Acahualinca tiene menos hambre que
los hijos de la gente de allí.
Los hijos de la gente de Acahualinca no nacen por
hambre,
y tienen hambre de nacer, para morirse de hambre.
Bienaventurados los pobres porque de ellos será la luna.

Anónimo dijo...

Es increible como la vida busca espacios para resurgir, conectarse, expandirse,... y en el camino, crear y recrear nuevas formas para acomodarse al tono de los tiempos demostrandonos una y mil veces que ella lo es todo y lo demas, pura cascara sin mayor importancia.

...Arango, que bello y fresco es encontrarse con este personanje salido de la propia tierra que habitamos; tan sencillo pero tan profundo; tan colombiano pero a la vez tan universal...Ahora, si en lugar de Gonzalo es este mas un amigo, que puede ser mejor... ¡¡quiza algo de vino!!!

Saludos parcero, y gracias por acondicionarme un cuartico, de seguro, acudire a el de cuando en cuando.

Alejandro dijo...

Qué bueno Gonzalo Arango y qué bueno éste espacio Don 7 Cueros y cia!!
Es increible sentir el anhelo guerrero del poeta, su fuerza a través del tiempo, su visión, ese salto al vacío y ese volver con las manos cargadas de vida.

Un abrazo grande,

Alejo.