martes, diciembre 26, 2006

De vuelta

El Salón
Desde mi trinchera
“Nacen para estudiar, estudian para conseguir trabajo, trabajan para casarse, se casan
para tener hijos y tienen hijos parar morirse. Están muertos desde el principio”.
Fernando González (1895-1964)








I wish you a merry christmas
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Inevitable como la muerte es la llegada de diciembre cada año. Una vez más ha retoñado la parafernalia navideña, enterrada sin dolientes no hace mucho en la fosa del olvido común. Siempre es igual, el mismo calvario de todos los años y últimos diciembres. La historia que se repite invariable como una novena de aguinaldos. Llegó el mes de la alegría efímera y hay que estar vacunado porque es contagiosa como una epidemia letal. Atrás quedaron once meses desperdiciados. Ayer fue su sepulcro. Empieza el tiempo de las buenas acciones y del goce pagano, del ocio de los fariseos con los fariseos. La bendita costumbre de querer ganarse el cielo a última hora, inmerecidamente. El acto de contrición impío. Las vitrinas del comercio anuncian que otro año está por venir y que el Mesías nacerá de nuevo. Puede ser. Lo cierto es que el anticristo usurpa su lugar porque viaja en trineo y llega primero. Nuevamente es el comienzo del fin del mundo. Ejércitos de mercenarios albirrojos salvaguardan el caos imperante: cristianos hambrientos ofrecen baratijas a cambio de dinero, cristianos desdichados ofrecen dinero a cambio de felicidad. Condenados todos a arder en el fuego eterno de la desesperación. La ciudad entera apesta en una sinfonía del asco. No es el estiércol de las figuras del pesebre, sino las buenas intenciones podridas en el camino que no llegaron a ser realidad, la putrefacción de las promesas incumplidas. El vaho que sale de las iglesias en plena misa inunda las calles e invade las alcantarillas donde las ratas piden clemencia al Creador por la salvación de los de arriba. El hedor es más intenso en el centro. Allí los mercaderes establecieron sus fortalezas inexpugnables y ningún peatón inocente puede burlarlas. En los parques también hiede. Los árboles son otras víctimas silentes de la modernidad. Soportan mansos su novedosa indumentaria que los convierte en luminosos atractivos para niños e incautos de todas las edades. ¿Será acaso porque ya no me deslumbran los alumbrados que me viene la náusea cada vez que las lucecitas multicolores prenden y apagan? Navidad es una enfermedad terminal del alma, con purgatorio incluido pero sin chance de redención. Pero una mentira no dura para siempre y el bolsillo de los feligreses no aguanta un desangre prolongado, por eso es que existe enero. Para huir ileso de esta peste universal, lo aconsejable es no encender la radio, no ver noticieros, sobretodo la sección de farándula, chismes y basura con sus escuálidas presentadoras semidesnudas en traje de mamá Noel que despiertan el deseo por el mercantilismo obsceno. Sólo se está a salvo en casa. Conviene abstenerse de salir a buscar un atardecer porque justo a esa hora se encienden las luces y una nueva función comienza. Se corre el riesgo de quedar atrapado. El gran escenario de cemento alista su disfraz de noche de brujas en pleno Advenimiento e intenta ocultar sus monumentales fisuras con un antifaz en el más sórdido de los espectáculos. Se debe esperar en paz a que el auténtico espíritu de hermandad reviva y nos penetre como un olor a pólvora; es lo más saludable. Entonces será oportuno reunirse con los que todavía están aquí, recordar a los que se fueron y celebrar que hemos sobrevivido a los infiernos de la sociedad que nos engendró pero no ha podido aniquilarnos, que aún respiramos campantes, no hace falta otro pretexto; después de todo, es preferible hacerlo una vez a ninguna al año. Solamente por eso vale la pena decir un sincero, aunque suene algo extraño, ‘i wish you a merry christmas’.
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Árbol de Vanidad

*
las 12
ha nacido
el niño Dios
la Fiesta de los
Hogares
Colombianos
ameniza la noche
buena * un puesto
vacío en el comedor
* el tutaina tuturumá rancio
de un coro de
niños abandonados
hoy en un asilo * un
tamal trasnochado * amantes
casuales que se juran amor eterno
en la tina llena de champaña del motel
clandestino * un mal pensamiento * el perro
que ladra a las luces
de bengala * miradas
encontradas * una bala
perdida * olor a pólvora que
se mezcla con perfume barato
presagiando la noche inagotable
feligreses que salen de misa maldiciendo
* el indigente que da gracias a Dios porque ha

tenido para comer * un
villancico oxidado * un disco
rayado * la canción de moda que
todos cantan en coro * una guirnalda
pisoteada en la pista de baile * música
a alto volumen * conversaciones a gritos
* el abuelo que se quedó dormido al margen de
la fiesta, en un rincón de la soledad * mamá, ¿dónde
están los juguetes? * el silencio de la sala de velación * el
ruido de la sala de urgencias
* una voz de auxilio que sale de
la peluquería * vecinos que se abrazan
hipócritamente en medio de un efusivo ‘feliz
navidad’ * un mal de estómago * un inodoro tapado
brindis con Coca-Cola * las líneas telefónicas colapsadas
* el cielo oculto bajo humo efímero de esperanza * la basura
que amanece en las calles * escombros humanos * el reloj que no
se detiene * lucecitas de colores intentado dar vida intermitente a un pino
brillante, moribundo de verde artificialidad, conforman el más bello cadáver
psicodélico
* el solitario
q u e s e
p i e r d e en la noche

El Jardín

IV

Hojas caen en la noche
mientras la luna pasa silenciosa
sobre cuerpos que se miran
sin mirarse.

Déjame cubrirte los ojos de estrellas
inventaremos bosques amarillos
caminaremos descalzos
volaremos sin alas.

Merce.



*


Nada es para siempre.
Todo fluye. Nada es continuo.

Ni la tristeza ni el dolor; ni la felicidad ni la alegría son perpetuas. Si ambiciono ser feliz, no hay otro camino que alimentar la felicidad. Si pretendo no sentir más tristeza necesito tomarla, incorporarla en mí para que su avanzada me ayude a surgir. No tengo que desechar nada si no quiero. Cada idea, sensación, gesto; cada emoción y cada pensamiento son materias primas para seguir edificando mi casa... lo que soy.

Oportuno es trasformar esos materiales y encontrar el punto exacto de la aleación para conseguir un adobe resistente.

Acéptalo todo.


“...La forma más sabrosa de subir tu ánimo... ¿Sabías que el chocolate contiene Teobromina, un componente natural del cacao que ayuda a mejorar tu estado de ánimo?”
Nestlé

Entonces, acéptalo todo. Hoy viene la amargura a tocarte la nariz. Acéptala. Ayer reías de contento y no te cambiabas por nadie. Hoy te sientes culpable, infeliz y confundido. Acéptalo. Llora, acepta tu tristeza. Cógete la cabeza, acaricia tu cabello desde lejos, cuéntate tus nostalgias. Llora. Acéptalo, tienes miedo. Acéptalo. Acéptalo todo. No huyas. No salgas de casa. Quieto. Llora. Háblate el miedo, di que te sientes culpable y cruel. Dilo, acéptalo; finalmente tu no eres culpable de nada. Hoy sangra tu nariz, te arde la piel. Es mejor que aceptes que estás triste. Y solo. Acepta estar en el piso, en la lona, vencido. Hoy estas vencido. Y tal vez mañana estés igual. Y pasado mañana. Por eso acéptalo. Aprende a aceptar lo que venga. Y quien lo traiga. Acéptalo todo. Nada de cobardías. Siéntate y quédate quieto. Concéntrate, no te duermas. Existe sin que a nadie le importe. Existe sin que nadie te recuerde ni te nombre. Aléjate del mundo. Muere un momento. Acéptalo todo, no te demores. Ya verás: entre más rápido aceptes todo, más rápido alguien o algo te mandará una barra de chocolate para que la destapes en tu fangal. Para que la saborees llorando mientras sonríes.














Bienvenida
En el cielo, un pájaro apareció a las cinco de la mañana y se acercó a la ventana. Tocó el vidrio para despertar a la niña. Ella abrió los ojos y miró a su amigo emplumado. Sacó los pies de la cama, se puso las pantuflas, fue al espejo y se peinó el pelo. Le escribió una carta a su mamá. Abrió la maleta y empacó ciertas cosas: un cuaderno de hojas blancas, los lápices de colores y un silbato. Bajó las escaleras, abrió la puerta con sigilo y corrió por el jardín. En la calle se quitó las chanclas y las dejó en la basura para caminar más ligero. Adentro del árbol de cerezas, buscó al ave y la encontró contando sus plumas. Se alejaron por el camino largo, atravesaron el río viejo, escalaron el monte erosionado y descansaron.

En el atardecer, la niña escuchó el canto del ave. Con cuidado, arrancó las hojas del cuaderno y dibujó en ellas los colores del cielo. Después se las colgó de los poros y mordió el silbato con los dientes. Pronunció por sí misma las notas musicales que hace un instante había escuchado en el viento. La noche llegó y ella saltó. La fuerza del descenso incrustó las hojas de papel en su piel y ella se cubrió de plumas blancas. Antes de tocar el suelo, desplegó los brazos y un segundo después aprendió a volar para siempre.

Melibea Garavito.

(Esta Bienvenida fue desgajada de la revista Golpe de Dados, noviembre a diciembre de 2006, fotocopiada y trastocada –aún más de lo que aquí se ve– para hacerle un regalo a mamá. Certifico la irresponsabilidad, Jonathan Miller Saavedra Padilla.

P.S. Como parte del pago de los daños y perjuicios que he podido llegar a ocasionar, decidí comprar varios ejemplares de la revista que ya circulan amañados por ahí.)

*

La muerte de Santa es de fabio.com.ar
Foto 2 tomada de http://buaggg.blogia.com

4 comentarios:

Anónimo dijo...

¿Cómo alimentar la felicidad?

Anónimo dijo...

Tal vez, amándonos a nosotros mismos. Reconociendo nuestras negruras sin rodeos. Dándonos cuenta de que no somos perfectos. Y es que, creo yo, para eso estamos en esta vida, para alcanzar la perfección. Para madurar como lo hace un árbol, desde la raíz, quebrando piedras subterráneas, buscando fuentes de agua, fortaleciendo el tronco y el ramaje para afrontar el sol, el viento, el hombre... Creo que somos tal cual un árbol, ni más ni menos. Y que lo único que en verdad importa en esta vida es crecer, disfrutar el paisaje, sea tormentoso, seco, enmarañado, fértil...

Usted que opina?

Anónimo dijo...

Con migitas de ternura

Anónimo dijo...

DECIDI (COMO SIEMPRE LO HAGO) EMPEZAR A HACER LAS COSAS ALREVÉS, ESTA ERA MI TAREA 1003 Y DEJANDO DE LADO MIS OTROS MILDOS ASUNTOS DEJE DE PENSARLO Y SENCILLAMETE EMPECE,SABE ESE ESCRITO ES LA MEJOR MANERA DE DECIR QUE NO SOMOS QUIENES SE HAN INVENTADO LOS DEMÁS, NI LOS DIBUJOS BORROSOS QUE HACEN NUESTROS AMIGOS, NI LAS ILUSTRES PINTURAS QUE QUIEREN NUESTROS PADRES, QUE EL RECONOCERNOS ES UN PASO VERDADERO SIN FINGIRNOS... ESTAMOS DE ACURDO SEÑOR ESCRITOR