Instantáneas de chicha y tejo
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Desde hace diez años Puente Nacional celebra, cada ocho de junio, “la primera victoria comunera”. Lo hacen con pelucas blancas, abanicos y sombreros casi mejicanos, como si el disfraz les permitiera ver a José Antonio Galán caminar por ahí. Un Halloween en mayo y a lo español colono –armados incluso con espadas de hule-. Eso, en el primer instante, me hizo pensar en volver a casa, pero yo estaba ahí por otra cosa que por fortuna no tenía nada que ver con victorias, ni comuneros, ni mucho menos España.
Foto tomada por El Mono
A tres cuadras del parque principal de Puente Nacional se celebró La primera exposición Fotográfica y Cata de Chicha Guarapería “Tres Soplos”, y eso era lo que quería ver. El lugar era la guarapería Tres Soplos y cancha de tejo de don Luis Fajardo, hombre de campo, azadón, bigote y algunos dientes, que quiso apoyar a cuatro amigos con sus planes de fotos y “pueblo de a de veras”. Esa tarde, y a ritmo de cerveza y mechas de tejo estallando, don Luis me contó porqué apoyó el único evento cultural del pueblo en muchos años.
-Pues porque a mí me gustan las cosas progresivas. Esto es una puerta que se abre, porque no se había visto aquí antes nada parecido. Mirarlo por primera vez me encanta. Además, esto es lo nuestro, la chicha, la alpargata, el tejo. Ojalá de aquí a un año vuelvan y esto se siga creciendo porque esto son fotos de aquí. Me siento feliz de verlos, de ver esto tan bonito, de ver que tanta gente nos haigan venido a visitar. Y aquí para servirles.
Foto tomada por El Tocayo
Los amigos son Nelson Silva (El Mono), Guillermo Quiroga (Nacho), Nelson Piñarte (El Tocayo) y Luis Carlos Gaona (El Profe). La idea surgió en el cementerio, cuenta El Mono. Estábamos tomando fotos y de regreso pasamos por Tres Soplos y dijimos que aguantaba una exposición fotográfica en una guarapería. Fue una cosa espontánea; el cerebro y la lengua se desconectaron: Primero salieron las palabras y ahora aquí estamos, haciendo la exposición en Tres Soplos y tomando guarapo, que es la mejor parte, dice Nacho.
Foto tomada por Nacho
La fecha de la exposición fue algo estratégico, aprovechar el jolgorio comunero del pueblo para empujar de a poco a la gente a ver las fotos. Se invitó a los concejales y al alcalde, y mire, ninguno vino, dice El Mono riéndose. Lo bueno es que los invitados fueron los únicos que no aparecieron por la guarapería.
La noche anterior fue de aguardientes y dudas. Se preguntaban si iría la gente a ver lo que ve siempre, o si los espectadores serían sólo ellos. A la mañana, y con un leve guayabo, el miedo desapareció tan pronto pegaron las fotos y sirvieron los primeros vasos de chicha. La gente dentro de su rutina deja de ver lo bonito que tiene el pueblo. Todos los días están ahí, y es tan común. Entonces mostrárselo en imágenes es como decirles que lo que hacen es hermoso, e importante afirma Nacho; y tiene razón porque la gente no paró de llegar.
Foto tomada por Nacho
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Eran personas de sombreros y vestidos largos que no dejaban de aparecer por la chicha y las fotos. La voz se regó por el pueblo y el evento aislado pasó a ser lo más llamativo de la feria. “Esto nunca se había hecho aquí” alcancé oírle decir a alguien. Las fotos son sólo del pueblo y en su mayoría son sus habitantes: ancianas sonriendo, y Chayenne, el loco del pueblo, y los hombres con sus bigotes y tierra entre las uñas, y una vaca y campesinos en el mercado, todos como protagonistas del cuadro. El que llegaba agarraba su vaso de chicha o su botella de cerveza, en lugar del típico vino francés comprado en el ÉXITO, y empezaba a pasear por entre las fotos –algunos incluso con el mismo gesto de experto de arte de ciudad-, deteniéndose en cada una, muchas veces reconociendo a sus vecinos y amigos.
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Entre las fotos estaba Anselma, a quien la noche anterior yo mismo había comprado una mazorca asada en el parque. En la foto ella es casi todo blanco por culpa del uniforme que usa, y sujeta con sus manos el carrito de ventas de comida y tinto del que vive. Cuando se vio en ese cuadro pequeño, Anselma se llenó de una alegría hermosa de la que nos envenenó a todos.
Foto tomada por El Profe
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Nosotros no esperábamos que hubiese una respuesta tan bonita de la gente, confiesa El Tocayo. Yo creo que es porque nos vemos retratados, nos vemos expuestos ahí en las fotografías. Son las imágenes de la región, las imágenes de los conocidos, de las personas que habitan, muchas de ellas de las veredas porque casi todos los retratos son de gente de las veredas, lo rural, que es precisamente lo más bonito que tiene Puente Nacional. Además, el sitio, de afortunada escogencia. Un lugar nada convencional que llama la atención, porque no es lo mismo que hacerlo en el parque, o en la casa de la cultura. Hay que ir a estos lugares que no son los acostumbrados para un evento cultural, pero que al fin y al cabo son eso, pequeñas opciones culturales que no sé para qué sirven, pero se gozan.
Foto tomada por El Tocayo
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¿Y la chicha? Les pregunto. Yo creo que en Colombia se bebe chicha, y bastante, me dice El Tocayo, que es el que más habla de los cuatro amigos. Este es el otro acierto en la asistencia que ha tenido la exposición, porque están de un lado las fotos y del otro la cata de chicha, que es una bebida tradicional que ha superado los estigmas impuestos por la industria establecida de los licores, y ha sobrevivido y la formula continúa ahí. Por ejemplo don Luis, que me cuenta que la clave de esta chicha es que siempre tiene guarapo hecho, y la masa de maíz la está cocinando continuamente y combinando con el guarapo. Mire, en un mundo globalizado como el que vivimos yo creo que afianzar estas cosas que dan identidad a los pueblos, a las sociedades, es clave para no terminar como género, diciendo lo mismo, vistiendo lo mismo, comiendo lo mismo, tomando lo mismo, y pensando igual. Esto que es propio hay que mantenerlo porque me parece el mejor regalo de herencia que tenemos. Entonces, si no es por aquí no sé realmente por dónde. Y mire, la gente ha empezado a gustar de estas manifestaciones.
Es que esto es lo que identifica al colombiano, al santandereano, interviene Margy, la hermana de Nacho y cómplice importante de la exposición. Porque la chicha y el tejo forman parte de nuestras raíces, y esto es un intento para que no se pierdan estas costumbres y volvamos a ellas.
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En la noche nos tomamos la foto de equipo de fútbol junto al afiche del Primer festival fotográfico y Cata de chicha guarapería “Tres Soplos” (el afiche tiene un gato de Foto Japón que dice Foto Nachón), y las fotos se descolgaron. Al final la fiesta en el pueblo seguía y don Luis se quedó con diez fotos que eligió él mismo. Los demás se llevaron los recuerdos en papel fotográfico a casa.Mucho se ha dicho de la forma correcta de hablar, de que los puntos van sobre las íes, de la necesidad de aprender de memoria las preposiciones -a, ante, bajo, con, contra…; de la diferencia entre las palabras homófonas, homónimas, homógrafas; de las excepciones de toda regla; del uso de la ge, la jota, la ye...
¡Renunciamos!
Abrumados por la avalancha idiomática nos hemos reunido una vez más para negar a la sacrosanta Academia y defender nuestro real derecho a seguir atropellando la lengua.
A continuación el loco lector encontrará una exquisita serie de palabras, seleccionadas a dedocracia por los sabihondos de la mamadera de gallo, revueltas con sus “significados”, originales y espurios, de la peor manera posible. Todo con el fin de perderle el recato a la lengua y el tiempo a la vida.
Pudibundez: Estado de desasosiego al amanecer. // Temor excesivo al escenario. // Exageración o afectación del pudor. // Relativo a la sociedad con ímpetu económico. // Antiguo régimen económico de España, creado por Felipe II justo antes de morir. //
Guataca: En Costa Rica, camión de mudanzas. // Wok ancestral utilizado para comer vegetales. // Hormiga centro americana. // Dícese de la oreja grande y fea. // Bebida a base de arroz. //
Chatear: mirar de frente. // Tomar vino en chatos. // Locución francesa para tienda de campaña.// Fisgonear sin reparo. // Combinación antigua de surcos y linderos.//
Quibán: Sombrero ceremonial hebreo. // Envuelto de maíz. // Antigua ciudad Azteca, actual Quenetaxco. // Volcán del Salvador, 2.040 mts. // Cacique indígena de Panamá del siglo XVI. //
Táuride: enfermedad degenerativa de los tendones. // Plato típico de los Balcanes. //Antigua región de Rusia. // Relativo a la tauromaquia. //
Sesostris: Provincia de Francia. // Herramienta usada en la búsqueda de perlas. // Versión no estilizada de la danza Áncara. // Segundo faraón pertenecientes a la dinastía XII. //
Crisuela: Baldosa del palacio real. // Cazoleta del candil que está debajo de la candileja para recibir el aceite que cae. // Camino medieval cercano a la riveras de Francia. // Componente natural del asfalto. //
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Toda su vida ha girado en un disco. Al son de un único y certero sonido. Respira y exhala ritmos. Abre los ojos y delinea curvas y rectas en pentagramas. Es su esencia. Está en su pasado anfibio. Cuando nadaba en la marea original. Allí la percusión de su tambor y el bombo de su madre armaban profundas sinfonías. Es el lenguaje básico. Es la comunicación primigenia. La que llena la oscuridad con luz. Y la claridad con negrura.
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Ahora hecho un mamífero juega con ritmos. Aletea con las piernas. Imita el rabo de las rayas. Su pensamiento tiene un fondo cadencioso. Se alborotan como rocío sus palabras. El cabello es hierba que baila con el viento. Vegetal coqueto y flexible. Sus ojos tamborilean un toque tímido y contundente. Llama. Fuego. Animal. Voz.
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Tierra colorada. Madera lisa. Plumas. Lana. Procesión de hombres y mujeres. Espirales entrecruzados. Brillantez. Suavidad. Canciones que flotan en el agua.
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Ahí se van. Los dos. Ascienden en una pompa. Girando. En la misma canción. La que siempre conocieron. La que siempre cantaron. Para la que nacieron. La que los nombra. La que ellos sin saberlo han venido escribiendo. Ahí se van. Los dos. Girando. En su disco eterno. En ese sonido que es principio y fin.
La muerte de Leopold Gursky
Leopold Gursky empezó a morir el 18 de agosto de 1920.
Murió cuando aprendía a andar.
Murió cuando salía a la pizarra.
Y, una vez, también cuando llevaba una bandeja muy pesada.
Murió cuando ensayaba una firma nueva.
Cuando abría una ventana.
Cuando se lavaba los genitales en el baño.
Murió solo porque lo violentaba llamar por teléfono.
O murió pensando en Alma.
O cuando decidió no pensar.
En realidad, no hay mucho que decir.
Fue un gran escritor.
Se enamoró.
El amor fue su vida.